¡Y te libras de ser la loca de los gatos!

Tener perro te permite gozar de  un montón de licencias. Es mucho más simpático, que alguien te vea, pasear a las 12.00 de la noche frente al mar, acompañado de tu mascota que no solo. Si se te ocurre salir a pescar bajo la luna, con chaqueta de capucha y auriculares, probablemente se lo comenten a tu familia, y te requisarán caña y anzuelos.

Siempre es justo y entendible, que tu mascota, salga a «desfogarse». Así, el paseo por la playa cuando los demás vuelvan de fiesta, será gratamente justificado, sin estar jubilado ni tarumba.

Puedes sacarlo a las tres de la tarde y  fumarte una comida familiar en primavera. A nadie le extrañará verte con un bocata de lomo al sol. Serás la envidia de tus amigos,con su bandeja de pasteles dominical  a 45,00 € la docena, para ir a casa de sus suegros. ¡Ahora bien, lo de ligar con perro, os aseguro que es toda una leyenda urbana!

pasear perro

Ya sí, ¡los perros a la playa!

Entrada corta y ágil para hoy viernes, que se me han pegado las sábanas. ¡Hoy sí qué sí! Podemos bajar con nuestros chuchos a las playas, porque el 30 de septiembre terminó oficialmente la temporada de verano.

A santo de esto mismo, voy a contaros unas cuantas cosas que debemos tener en cuenta para que nuestros animales disfruten sin tener después agobios ni consecuencias negativas, y otra serie de pros, para que nos quitemos la pereza de arena en la tarima de casa,  y olores posteriores, y los llevemos junto al mar para que disfruten. A fin de cuentas son como niños hasta el final de sus días, y estos meses de abstinencia merecen un buen caramelo compensatorio.

En puntos fuertes, destaco ejercicio, vitalidad, desfogue y diversión. Como os he dicho nuestros golfantes son pequeños grandullones por más años que cumplan- Si les pide el cuerpo correr tras la pelota, darse un sano chapuzón o interactuar con los de su especie, jamás se lo neguéis.

Por otra parte, tened en cuenta que todos vamos a hacer lo mismo a partir de ahora. Debemos tenerlos muy bien desparasitados. Esto es como el parvulario. Cuando un niño coge un virus, al día siguiente faltan seis a clase, y lo mismo con los piojos. Si tiene uno, más vale rapar al tuyo porque no va a librarse. En la playa va a haber mucho perro junto, y mucha pulga, nido de pulga y demás bichejos, dispuestos a anidar en el abrigo de piel que no se quitan nuestros pelones. Dadles las pipetas, por favor, ¡son una pequeña gran inversión!

Y para terminar, bañadlos en cuento lleguéis a casa, o incluso de camino, ¡yo lo hago en la gasolinera! Llevo el coche y el perro y me monto un dos por uno en quince minutos. Vuestra casa, ropa, y alfombras lo van a agradecer, pero el primero que lo hará, será vuestra mascota. ¿A qué no os metéis a la cama llenos de salitre y con arena pegada en los pies porque os molesta? Pues con ellos igual.

Que no se me eche al cuello ningún detractor. Se trata de que todos convivamos en paz y armonía, y aunque desalmados «haylos», tanto en playas como fuera de ellas, lo que nosotros queremos es que reine el buen rollo, sin por supuesto, molestar al prójimo.

Dedicado a los amantes de los pelones

Ayer volví a llorar, por ñoña Tengo la sensibilidad a flor de piel de unos años a esta parte, y ayer me tocó ver un capítulo tonto, de una serie más tonta todavía, «Anatomia de Grey». Lo sé. Podía haber leído un libro y no perder el tiempo con estas tonterías para encima, llevarme un mal rato, pero es que estaba tan cansada que rastreé internet para no pensar y terminé con Meredit y sus compañeros internos en el «Hospital Grey».

Vais a pensar que después de un trasplante de corazón fallido, alguien murió y me entró la congoja, ¡pero no! Resulta que la protagonista tiene un perro a medias con su ex-novio, ex-amante o no se exactamente quién, y lo tuvieron que sacrificar.

Algún día, que aunque espero muy lejano, no lo será tanto, me va a tocar a mi, y me acordaré de haberme venido abajo por esta tontería, pero llorar es de valientes dicen, ¿no? De momento, me he acordado también de algunas curiosidades que nos enseña el gran «Cesar Millán» o el «Encantador de Perros» como le conoceréis todos.

El caso es que dice, que nuestros peludos, pueden llegar a lograr una inteligencia similar a la de un niño de tres años de edad. Y aunque se mueven instintivamente, y de esto no dice nada en sus artículos, estoy convencida de que aman sin condición, son fieles hasta hartar, y su aporte de cariño es en muchas ocasiones mayor al de cualquier humano.

También insiste en que todo lo hacen para conseguir algo a cambio, como un niño pequeño. Así que no debemos imaginar cosas cuando nos miren con esos ojos de besugo perlón, porque lo único que por lo visto quieren es nuestra mano acariciándoles, que les quitemos esa piedra que les molesta en su camita y ellos solos no han podido hacerlo, o esa croqueta que no nos comeremos y llevan un rato viendo en nuestro plato. Si esto no es el colmo del ingenio, ¡que venga alguien y me lo explique! Ya podían mirarnos novios y maridos así, para conseguir cosas. ¡Conmigo lo tienen todo ganado!

César, afirma que nuestras bolas peludas se rigen únicamente bajo cuatro actitudes o acciones: pelear, correr, someterse e ignorar. Desde que lo escuché contando esto, no hago más que pensar, y orgullosa de mi mascota, creo que hace muchas más cosas. Me pongo ejemplos a mí misma y sonrió al cielo para después achuchar a mi perra que no se entera de nada y se limita a mover el rabo. ¡Siempre estoy de suerte!

Dedicaría la entrada de hoy a Yuka, pero aunque ya os he explicado que es la más lista del mundo mundial, no sabe leer. ¡Así que os lo dedico a vosotros, amantes de los animales! Y aprovecho desde aquí para intentar captar, con todo mi cariño y respeto, a algún miedoso, a ver si se le va el susto.

¡A, y para quién no lo sepa, en pocos días podemos volver con ellos a las playas, todo son buenas noticias!

like a puppy!

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Uno más en la familia

Erase una vez, la historia de Rufo y Lola, o ¡éramos pocos y parió la abuela! que se suele decir también.

En Semana Santa, decidí quedarme en San Sebastián y hacer excursiones por la zona, recibir a las visitas, ir al monte, y tal vez a la playa para ir cogiendo bronceado. Esta era la idea inicial. La verdad es que no paró de llover en todas las vacaciones, y tuve que agudizar el ingenio para no morirme del aburrimiento, sola, ya que las visitas, vistas las previsiones meteorológicas no vinieron. El caso es que este fue el comienzo de otra bonita amistad animal.

Ya llevaba tiempo sintiendo que éramos pocos en casa, Yuka y yo, y como ella no habla, decidí pasarme por una tienda cercana a por algún bichillo que nos hiciese compañía. Pensé en acercarme a Zoocan, una tienda de animales del barrio de Gros, pero enseguida la descarté porque me dan una pena terrible todos los perritos, gatos y conejos acinados en las tres únicas jaulas del escaparate. Así qué me acerque a otra en la que únicamente tenían pájaros.

La idea inicial era comprar un periquito, o un canario en su defecto, que no molestara mucho y no me crease un desfalco en la cuenta corriente… pero fue acercarme a la jaula de los «agapornis papilleros» y quedar enamorada para toda la vida. Ahí es dónde conocí a Rufo y Lola, dos pajaritos de dos meses criados a mano y dependientes completamente del ser humano.

Ahora tienen ya cinco meses, os los presento a continuación para que les pongáis cara, y os seguiré hablando de ellos en próximos posts.

Yuka

Mi compañera de piso, mi amiga, mi apoyo incondicional, mi Yuka, MI TODO.
No podía empezar de forma diferente la «sección mascotas» de este blog que dedicando a Yuka el primer post. Es una pastora vasca que lleva acompañándome en los buenos y en los malos momentos desde hace catorce años y medio, y a la que quiero con locura.

Para muestra un botón.